Temporizador...


                                                                      Temporizador

La vida cambia tanto, tan pronto, un día estamos llorando y los adultos no saben qué nos pasa, luego lloramos porque nos caemos de la bici y nos rayamos las rodillas, pero corremos una y otra vez, felices, libres, porque tenemos a alguien que nos cura los golpes; nos gusta casi todo y no nos importa poner mala cara si algo no nos agrada, somos genuinamente felices; mientras alguien nos toma fotos para el recuerdo, ahí del otro lado captando nuestro ser en plena inocencia. Y uno, deseando seguir creciendo, con tanto empeño (como si hubiera un gran mérito en ello), mientras eso pasa, siguen las fotos para el recuerdo y vamos creciendo.

Finalmente te haces adulto y descubres las cosas que nadie te dice, ahora lloras y  puedes hablar, pero decides no hacerlo aunque estés rodeado de gente (buena gente, linda gente, bondadosa gente), esta vez eliges curarte los rayones solo, que ahora, ya no están en las rodillas, y sí por supuesto que hay herramientas y terapia en todo este embrollo de ser adulto, pero este escrito no se trata de Sigmund.

Ahora las fotos la toman los amigos, o tú, pero no para el recuerdo o sí?, más bien para las poses o no?, puede ser que para dejar saber que "estás bien", que sigues tirando de la cuerda aunque las ruedas de la carreta estén atascadas en el fango; si vives con alguien tienes quién tome las fotos de manera desprevenida, en los momentos más aleatorios que te puedas imaginar y al verlas,  ríes...

Si vives solo, entonces todo cambia, hay más silencios, más tiempo para pensar y poner la vida en perspectiva constantemente, buscando algo que te devuelva la alegría genuina (nos pasa a todos, pero estar solos nos da más tiempo), las fotos las tomas tú para recordarte lo bonito de la vida. 1,2,3, 100 fotos del atardecer; 1,2,3, 5 autofotos como dice Melendi en su canción;1,2,3 los segundos que pones en el temporizador, a veces no te da tiempo para posar y vuelves a empezar; 1,2,3,10 segundos más.

Y así es la vida, nacemos y ya de plano tenemos algo que marca el tiempo, pero no lo programamos nosotros, así que no sabemos cuánto tenemos para encontrar la pose adecuada y lo peor es que una vez se termina ese tiempo, si no nos gusta la foto, no podemos simplemente borrarla poner otros segundos más y ahora sí, buscar la pose perfecta porque para empezar, ya somos imperfectos; aunque quizás si alguien estuviera sosteniendo  la cámara  nos pudiera ayudar a posar mejor y supongo que por eso las fotos de cuando estamos pequeños salen tan bonitas, porque del otro lado hay alguien mirando nuestro ser en plena inocencia, pero ya no. De adultos si hay alguien al otro lado, miraría nuestra alma en plena batalla, con las cicatrices que acumulamos con los años o con los daños?. No lo sé, 10 segundos pueden durar toda una vida; así de relativo es el tiempo, hasta que termina y solo quedan las fotos para el recuerdo. 

Mientras tanto; otro día, otras fotos, otros 10 segundos en el temporizador.  




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